No quieren libertad: lo que quieren es estabilidad. Y no se pueden tener las dos cosas al mismo tiempo.
Anthony Burguess
Yo dediqué ventiséis años de mi existencia a perseguir esa estabilidad, convirtiendo al trabajo en el centro de mi vida y a las satisfacciones que éste me procuraba en mi fuente de realización.
Mi potencial para el arte, en especial la pintura; para la que siempre tuve cierta aptitud natural, quedó postergado para cuando tuviera un tiempo que nunca me esforcé en buscar.
Considerando que pronto tendría acceso a mi retiro laboral, pensé organizarme un futuro lo más estable que fuera posible; donde ¡por fin! tuviera tiempo de sacar mis pinceles y dejar que mi mano izquierda volara por los cielos del arte.
Pero, como lo he relatado, mi mano izquierda había dejado de obedecerme.
Además, se habían sumado otros síntomas inquietantes: mis pasos se volvieron cortos e inseguros, frecuentemente tropezaba cuando subía las escaleras y me movía muy lentamente, especialmente cuando tenía que ponerme de pie. Finalmente, mi mano izquierda comenzó a temblar.
Nunca olvidaré la tarde del 7 de junio de 2019. Después de varias pruebas de equilibrio y movimientos que realice con mucho esfuerzo y absoluta falta de gracia, el neurólogo me sentó frente a su escritorio. Yo evité mirarlo a la cara. Recuerdo que me dediqué a observar cómo iba cayendo la tarde a través de la ventana situada a su izquierda. «–Lo que usted tiene es Parkinson, pero la buena noticia es que aún está en fase uno».
Me mandaron a hacerme unos estudios y partí hacia mi casa. Había anochecido. Yo estaba aturdido. Pensaba que mi sueño de pintar se había ido a la basura. Si tenía algún don para hacerlo, me había sido retirado por falta de uso.
Algunos días después, me armé de valor para averigüar si aún podía… tomé mis lápices de colores trazando poco a poco, hasta donde mi muñeca me lo permitía, ayudándome con mi mano derecha. Y surgió un caballo…

Mi anhelo de estabilidad se había convertido en una maraña de incertidumbre por un súbito cambio de carril, pero mis sueños no me fueron vedados.
Si puedo dibujar, aún hay camino. Y si no puedo, también.
Que sorprendente que es la vida. Somos millones en el mundo pero cada uno lleva un Mr P único, a todos se nos presenta en forma «exclusiva» el tipo. Con rasgos comunes de la enfermedad todos si , pero a la vez único en cada uno.
Yo tambn recuerdo como vos el día q me diagnosticaron fue el 9 de dic de 2009 de mañana. Yo en cámbio si lo miraba fijamente a los ojos al doctor esperando diagnóstico desps de varios estudios y ejercicios físicos. Lo último q esperaba escuchar era eso. » Parkinson juvenil, rígido, crónico, avanza con el tiempo, no se cura, pastillas, dosis q aumentan porq dejan de hacer efecto, etc etc». Y yo con 42 años y una hija d 9 años. Y aquí estoy 11 años después tratando que este señor camine detrás mio. Difícil batalla pero ahí vamos. Un abrazo y gracias por hacer q vea la vida con otros colores.
Me gustaMe gusta
Que parecidas son nuestras vidas en relación al trabajo y el tiempo que le hemos dedicado. Me identifico mucho contigo y aprendo mucho de ti, as noted y más ahora con tu nueva filosofía de vida que es admirable.
Te mando un abrazo
P. D. Pensaré muy en serio lo que sugieres
Me gustaMe gusta
Te felicito querido amigo. La lectura de estas líneas me anima y me edifica. Me anima a conquistar la libertad.
Recibe un abrazo entrañable
Me gustaMe gusta